Como un escritor que se queda en Blanco. Como un embalse que se queda seco. Como un yogur en el que ya nada se puede repelar, Francesa Woodman dijo todo lo que tenia que decir y decidió quedarse en silencio. Su silencio era un silencio melancólico, surrealista, desnudo. Un silencio en blanco y negro. La mayoría de los sueños que de adolescente había tenido habían quedado perdidos como piedras sobre el camino. Por eso el día que cumplió uno de ellos decidió no buscar ninguno más. A veces es peor el miedo al fracaso que el fracaso en sí. Y Francesca Woodman decidió silenciarse a si misma. Desde ese momento ya solo se escucha el vació. A veces es mejor callarse cuando uno no tiene nada que decir.
de David Diago, amigo con el que de vez en cuando desvario un poco y a quien le he pedido que participe en el blog.
estremecedor....triste y divino.
ResponderEliminarbienvenido David!
Sara
Gracias gracias! Que agusto me voy a sentir aqui
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